miércoles, 20 de julio de 2011

ARTE INDEPENDIENTE


 ¿Cuál es el camino?


“Todo arte debe incontestablemente atenerse a las necesidades y no a los vicios del hombre”


La reflexión del epígrafe es una buena manera de recordar a Elías Castelnuovo y además un buen ejemplo a tomar por quienes nos consideramos escritores independientes y tal vez, desde nuestros limitados espacios, deberíamos proponernos tomar conciencia de la posición ideológica en que deseamos ubicarnos, desde que punto de vista reconocemos la libertad y la justicia y como las asociamos  al derecho de todos los seres humanos.
Fundamentalmente como escritores tenemos que saber a que receptores queremos llegar con nuestra palabra y luego cuál es el mensaje que deseamos emitir y cuáles los canales que utilizaremos para divulgarlo, con el propósito de lograr, paulatinamente, el compromiso que pretendemos.
Estos y muchos más deben ser nuestros interrogantes y luego de despejadas nuestras dudas, intentar desde nuestro modesto lugar y con el ejercicio de nuestra conducta, iniciar el camino, hacia la sociedad  que anhelamos para el futuro de nuestra patria.
Los surcos paralelos que se hacen en la tierra con el arado, son el comienzo del trabajo de siembra, un trabajo que el hombre viene realizando desde que pudo hacerse de las primeras herramientas y desde entonces no lo ha abandonado, con sostenido esfuerzo y nuevas técnicas ha logrado avanzar
Los “surcos paralelos”, podemos asimilarlos, como metáfora o comparación a líneas paralelas de palabras, en prosa o en poesía, y desde lo literario proponernos, con nuestras herramientas, juntos y solidariamente, preparar el terreno para sembrar el cambio, si estimamos que nuestra sociedad lo necesita. De considerarlo así, tal vez será muy lento, no nos alcance un siglo o un milenio, pero debemos intentar encontrar ese tiempo, unirnos a otra gente que ya está trabajando en proyectos altruistas y desde la literatura denunciar flagelos, difundir la tarea de los luchadores sociales, no aceptar la mentira por ningún precio o escenario que se nos ofrezca y debatir con los jóvenes (impulsores de cambios en las sociedades)  nuestra interpretación del camino a seguir. Debemos criticar las falacias educativas que nos imponen, menospreciar el mensaje de los artistas encumbrados que responden a patrones de turno, al sólo efecto de mantener los privilegios que le brindan  los medios de comunicación públicos y/o privados y comprender y ayudar a comprender, que la palabra sólo tiene validez, para estos fines, cuando lo que se transmite a través de ella, esta asociado a la virtud moral, como precepto principal en las relaciones de los hombres.
Cuando decimos, desde lo literario, que “surcos paralelos” son nuestras herramientas para sembrar el cambio que toda sociedad necesita, aceptamos la idea de Elías Castelnuovo: “El arte debe atenerse a las necesidades del hombre”, es decir el arte debe comprometerse en su tarea, contra el oprobio que padecen las clases más pobres de los pueblos. El artista, cualquiera sea su rubro, debe dedicar un espacio de su obra a luchar para la eliminación de esas carencias injustificables.




¿Como cumplir nuestro propósito?



Lo más difícil para un artista popular no vinculado a los aparatos comerciales, es el logro de sus receptores, es decir, un pintor, escritor, músico, escultor, etc. Poseedor de una obra determinada – sin evaluar en este caso la calidad de la misma – tiene como dificultad mayor el traspaso de sus círculos íntimos y, para lograrlo debe aunar a su actividad artística propiamente dicha, el rol de trabajador de la cultura con firmes propósitos en cuanto al ejercicio de la solidaridad entre sus pares.
Llamamos trabajador de la cultura a quien debe proporcionarse y proporcionar los medios para sus propios fines o de sus similares en la búsqueda de demanda para las obras que pretende difundir  y para ello deberá operar como productor, publicista, escenógrafo, vendedor de entradas y realizar esa gama de actividades (ocultas en el momento de la muestra) que requiere toda presentación.
Rara vez, un artista de estas características cuenta con la oportunidad de tener un espacio, a no ser que ese espacio lo brinde otra persona o grupo que persigue sus mismos fines, por sobre todo vocacionales, consciente siempre de la importancia y significado del arte para la sociedad.
Otro de los casos podría ser hallar empresas que se dedican a la organización de espectáculos o muestras de menor transcendencia con fines económicos, donde el obtenido pecuniario de la presentación, no llegará nunca a manos del protagonista.
Queda claro entonces, para escritores, pintores, escultores, músicos y demás, que hay dos caminos a seguir, o nos colocamos del lado del sistema como sostén de base, esperando que algún padrino nos catapulte a la fama, a costa de claudicar en nuestros ideales o, transitamos en la lucha opositora y en total desventaja, manteniendo nuestra dignidad y aportando al ejercicio de formar consciencia sobre el lugar y propósito que debe tener el verdadero artista popular.
Esta circunstancia nos impone un trabajo responsable de estudio, organización y perfeccionamiento, que nos permita actuar con la soltura necesaria en defensa de nuestra posición, ante el poderoso y deformante sector de medios comerciales  que tergiversan y venden con etiquetas de calidad, lo que en gran parte no la tiene y si la tiene, la obra se aparta de la realidad que transitamos, porque ese artista para su goce material y la conquista de la diadema, se transforma en el servidor del poderoso, continuando con los antecedentes históricos de los conocidos cortesanos.
El objetivo de los artistas populares no es mostrarnos como grandes personajes merecedores del aplauso de nuestros receptores. El objetivo es fomentar diversos aspectos culturales para compartir con nuestros pares, artistas o no, dispuestos a continuar en esta lucha por la apertura de nuevos espacios para la cultura no obsecuente y es nuestra tarea escribir, editar libros, presentarnos en recitales, exponer nuestras pinturas y esculturas; pero también es nuestra tarea proporcionarnos el lugar necesario para acceder día a día a nuevos receptores que puedan interpretar la importancia de este trabajo cultural subterráneo con manifiesta pretensión de arribar a un arte sin ataduras oficiales, destinada a las bases del pueblo, que no tiene oportunidades de consumir las propuestas de las grandes editoriales y salones.
Por lo expuesto, es el artista quien armará sus escenografías, colocará las sillas, recibirá los invitados y brindará a éstos el calor y la importancia que los mismos tienen en todo este proceso, ya que en definitiva es la mirada, el oído y la sensibilidad en general de ellos, lo que dará lugar a que nuestro propósito se cumpla.

1 comentario:

  1. Celebro este aporte, y no es un halago vano de estímulo. Al contrario, es admiración por la claridad académica de objetivos; cómo no estar de acuerdo.
    Yo sé que cuesta pulir una idea, elaborarla, corregirla, fragmentarla y unirla de nuevo, manteniendo la esencia, pero es parte de la ética que acompaña al rol social del autor definirla y autodefinirnos frente ella, incluidos en esa regla que quizás un día nos mida con severidad.
    Que otros se jacten de sus famas venidas del mérito, sólo debemos aspirar a mantenernos lúcidos, solitarios y abnegados por nuestro trabajo, trabajar con Fe pero sin esperanzas. Lamento decirte que sos escritor, y no me gusta dar malas noticias. He allí la condena que quizás te libere.

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