No destruyas los sueños
en un capricho vano,
la ilusión de las almas
que creyeron librarse
de prejuicios y llantos
no merecen un velo
que empañe la esperanza.
Si al levantar las copas
siempre en izquierda mano
se reflejó posible
la poesía y el canto
cual aurora de un tiempo
que soñamos distante.
¿Por qué no creer entonces
en el causal destino
de arribo inesperado?