Cortar una flor no es un gesto de romanticismo, homenaje, ni de premio, es un acto de idolatría, vanidad, narcisismo...
Una flor en su estado natural es muestra cabal de la belleza, sensualidad, seducción, placer y además es el órgano reproductor de la planta que la sostiene.
Era tu
jardín Madre…
Allí
lucían hermosos
tus
lirios y gladiolos
y tu
hilera de rosas
amarillas
y blancas.
Las
anárquicas dalias
con sus
poblados pétalos,
aunadas
a caléndulas
que eran las
protectoras
de
nardos y geranios,
mientras
los alelíes
irradiaban
blancura
así los picaflores
libaban
de su néctar.
Era tu
jardín Madre…
Terreno
de mis juegos
y
primeros asombros.
Descubría
en mariposas
y pájaros
pequeños
la belleza
en sus alas
y el
vuelo de mis sueños.
Y
aquella gran tristeza
al comenzar
noviembre
de quedarme
sin flores
y ellas
sin dar su herencia,
por la
tonta cultura
de
honrar a nuestros muertos,
quitándole
la magia
al gesto
más hermoso
de la
naturaleza.
Igual
para mí, siempre,
son tus
flores eternas
su
sinigual aroma
revive
en tu recuerdo.