Yo vi sobre la tierra en que he nacido
tu gracia y tu ternura de asturiano
y en tu diaria tarea de hortelano
la traza de tu azada en surco hendido.
Yo vi, como a los huevos en su nido,
las fértiles
semillas en tu mano
y al fecundo calor de algún verano
nacer el árbol en tu tierra erguido.
Después sobre sus gajos florecidos
joven la primavera se anunciaba
y en el estío, su fruto colorido
vi como con su jugo te saciaba.
Mas el otoño que te llevo al olvido
deshojó de dolor... tu amor faltaba.