¡Oh tarde!...débil eres,
mansamente te inclinas al ocaso
y al encanto visual que
reverbera
insensible lo ciegas.
Al extender las alas
ya tu azulada brisa se sonroja
porque la luz entregas.
Danos un tiempo más, somos
abejas
trasladando la miel a la colmena
y si ocultas la flor, se pierde
el néctar
que por los labios llega a
nuestras venas.
Resístete a las sombras,
no enlutes la alegría con la
pena,
no le quites calor a los
gorriones
que gozan
del amor.
No dejes
que la escarcha de la noche
pueda
quemar los brotes que se asoman
en
huertas de tu sol.
¡Oh…
tarde!, no te entregues
sabes que
en las tinieblas
pesan las
soledades.
¡Te lo
imploramos tarde!
no detengas
de nuestros corazones
la sangre
que los llena
y
alimenta en los cuerpos las pasiones.
¿Por qué
todo se acaba?
Nos cubren las penumbras...
Tarde…¡qué débil eres!
eres como este amor
al crepúsculo mueres.
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