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La inseguridad es uno de los grandes problemas de los argentinos, según
los propios argentinos; pero hay una sola forma de inseguridad que se cuestiona
en los grandes medios de comunicación y es aquella que afecta a todas las
clases, pero por sobre todas a las clases altas y medias de la sociedad y que
se gesta, en gran medida, por la propia conducta de estas mismas clases. Es
decir opera hoy como “boomeranes”, que
en algún momento fueron lanzados por las manos de la avaricia, la usura, la indiferencia, la ostentación,
el consumo insaciable y tantas manos más.
Si terminamos con la hipocresía, abolimos estas formas vida
egocéntricas, si dejamos de lado la competencia de status sociales y nos
hacemos militantes de una verdadera distribución equilibrada de la
riqueza, de sistemas de salud y
educación para todos en igualdad de formas, gran parte de la batalla estaría
ganada.
Caso contrario si seguimos alimentando un sistema de violencia con
aumentos de empresas de vigilancias
privadas sin la capacitación suficiente, sin las tomas de antecedentes y las
revisaciones físicas y psicológicas que se deberían requerir a las personas
para ocupar estos puestos; si siguen existiendo las armerías que ofrecen los
más variados tipos de elementos y municiones para matar; si crecen las empresas
comerciales que lucran con todo tipo de productos, mecanismos y sistemas de
seguridad; si la vida social se propone en el encierro de un Country, si los
guardaespaldas de empresarios, jueces y políticos, son en muchos casos
delincuentes impunes, lejos estamos de
mejorar este flagelo.
Asimismo, todos estos negocios vinculados a la seguridad dan lugar a
empleos, aportes sociales e impositivos provenientes en definitiva de la
inseguridad. Por ello entramos en un callejón sin salida, donde la violencia
ejercida sobre la población, es motivo de negocio para otra parte de la
población y todo parece poder resolverse con aplicación de políticas
represivas.
La solución no es crear más cárceles, matar más ladrones, avasallar los
barrios marginales, rotular a los jóvenes por sus caras o color de piel,
custodiar la casa con perros agresivos que muchas veces molestan y muerden a
los vecinos y a sus propios dueños. La solución está, en la cobertura de las
necesidades de los seres humanos y en promocionar una conducta en los hombres y
mujeres de la sociedad, basada en los conceptos de la virtud moral.
Con esto sólo, y con políticas de gobierno y del resto de las
instituciones sociales sin hipocresías, paulatinamente la inseguridad social en
todos sus aspectos irá disminuyendo.
Ahora también debemos preguntarnos hasta que punto estamos dispuestos a
modificar nuestras conductas.
Aclaración:
No tomen esta nota, como una defensa al gobierno de turno, sólo intento
transitar por la vereda que me impone el pensamiento. El cuestionamiento debe dirigirse hacia los privilegiados de la sociedad y lógicamente los más responsables para esta solución, son los gobernantes, sus mensajes en muchos casos son
contradictorios, hablan de una mejor distribución de la riqueza y vemos en sus
propias declaraciones de bienes, que año a año crecen sus patrimonios en
guarismos que superan desproporcionadamente los índices conocidos de la
inflación, mientras los salarios de los trabajadores no alcanzan a compensar el
aumento del costo de vida.
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