miércoles, 29 de mayo de 2013

La Democracia y una vieja deuda

              
Dos frases, una realidad...


La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, afirmó en forma categórica y como uno de los conceptos más elogiosos a su propio gobierno, la ausencia total de represión  a las manifestaciones populares durante su mandato:

"Somos un gobierno que nos hemos hecho cargo del costo político, de no reprimir a un solo argentino porque corta la calle"

Felix Diaz, cacique de la comunidad Qom de Formosa, en varias de las entrevistas formuladas en estos días por los distintos medios de prensa,  recalca que son atacados permanentemente por la policía provincial de Formosa y además por la Gendarmería Nacional, en cada uno de sus actos de protesta, y denuncia además, varias muertes de referentes de esa comunidad.

"Ya no sabemos cómo cuidar a nuestra gente, qué hacer. A un mes de la muerte de Celestina Jara y de su nieta nuevamente la violencia aparece en nuestra comunidad. Exigimos justicia y paz".

No se pone en duda la buena voluntad del gobierno nacional, en lo que significa la defensa de los Derechos Humanos, sabemos de la tolerancia en cada una de las protestas y manifestaciones populares que se llevan a cabo en el territorio nacional y es de considerar a este gobierno, como uno de los más lejanos al autoritarismo con respecto a estos temas. ¿Pero fue oportuno decir el 25 de mayo, ante una multitud, como pocas veces se junta en un acto patriótico y/o político, la frase antes mencionada, cuando a espaldas de la presidenta, como un escolta de alta jerarquía nacional, vemos la presencia de un nefasto  genocida de los hombres originarios de Formosa, el gobernador Gildo Insfrán? 


foto de www.8300.com.ar


Se puede decir no hemos reprimido a un solo argentino, cuando la Gendarmería Nacional es brazo aunado a la policía represora de Insfrán, para golpear y matar a los verdaderos dueños de las tierras, hoy las marginadas familias Qom, comunidad ésta que junto a las demás comunidades indígenas de esta región, eran las dueñas de los territorios en que habitaban.
Primero fueron despojadas por los conquistadores de nuestra madre patria y más tarde por los usurpadores vernáculos, con la ayuda de las manos armadas y represoras, entre otros, de Don Juan Manuel de Rosas, a quien la presidenta de los argentinos elogió también en uno de los párrafos de su discurso. Juan Manuel de Rosas, homenajeado en ese entonces por la legislatura  de Buenos Aires, con el nombre de "Héroe del desierto" y premiado con el regalo de la isla de Choele Choel, que luego se le permitiría canjear por 80 leguas de tierras en la Provincia de Buenos Aires. Todo esto por exterminar a los salvajes hombres originarios que impedían  el robo de sus tierras  por los que serían más adelante los grandes terratenientes de la patria.
Hoy estas minorías que han quedado postergadas y humilladas, reclaman solamente, poder vivir en un puñadito de tierra, conformes a sus costumbres, manteniendo un sistema particular de alimentación y de crianza, por haber entendido el mensaje de la ecología. Aún asi se les niega y se los reprime brutalmente en favor de los nuevos  usurpadores y devastadores de la tierra, en pos de este nuevo modelo economico que propone una patria sojera.
La palabra de Felix Díaz y de otros miembros de su comunidad no es escuchada. No tienen sus tierras, no tienen DNI; pero tienen la dignidad de su cultura, no aceptan las imposiciones de este desenfrenado consumismo, quieren vivir en libertad y en comunión con la naturaleza. Tal vez esto se tome como una afrenta a ciertos privilegios y de ello derivaría la marginación, los atropellos y las muertes. 

Sin resolver este conflicto, tiene una deuda grande nuestra democracia. 


foto de permahabitante.blogspot.com

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