Poeta…
No pongas tu mirada por
encima del hombre
no eleves tu palabra más
allá de la aurora
no busques en tus versos
laureles o diademas.
Y, si bien con tu mano,
puedes mover la pluma
mostrando las entrañas
sensibles de tu musa,
piensa que hay otras manos
iguales de virtuosas
y de sencillos trazos,
ajenas a la gloria,
al golpe sobre el yunque,
forjadoras de aceros,
con llanas y cucharas,
albañiles de sueños,
en pocilgas mugrientas, textiles clandestinos,
sostenes de bandejas en fiestas y banquetes,
sostenes de bandejas en fiestas y banquetes,
en el surco esperanza, de
panes y de vinos,
callosas por serviles al avance del mundo.
Las manos de esos hombres,
tal vez las más valiosas,
escriben en silencio las
mejores poesías
de amor y de ternura, de
dolor o alegría;
no son las de poetas, licenciados, doctores,
son las universales de
anhelos incumplidos,
para la toponimia su
nombre no ha contado,
llenan sus pergaminos con
diarios sinsabores.
Poeta, eres mi hermano y
hermano del obrero,
que tu pluma no monte el
redomado viento
y se mezcle tu verso con toda la hojarasca,
que oponga resistencia
para guardar la llama
del candil que es alumbre
para embriagar las almas.
Desprecia los destellos de
los actos solemnes,
dádivas del sistema para diferenciarte
y alejarte del llano,
donde duele tu verso.
Vístete con el traje de
los bardos libertos
no coquetees con pavos
bufones de palacios,
debe llevar tu letra un gesto solidario,
enrolarse tu canto en la
ilusión del pueblo
y no ser un mendigo de títulos y premios
Poeta... di paso.
ResponderEliminarExcelente, amigo José.
Abrazo