Tantos llevan a dios en su mochila
y en realidad no saben cuánto pesa
lo arrojan por su boca cada instante
en la persigna fácil lo evidencian,
lo rotulan de estampas y rosarios
y en cadenas de rezos lo sustentan.
Por amor o por miedo es la creencia
por interés, status o prebendas.
No ha de estar dios conforme de oraciones
ni que estemos abajo vista al cielo
debe estar preocupado por lo injusto
del proceder del hombre en este suelo.
Acáso en algún día, aquí o allá,
habrá de
preguntarnos:
cuántas veces pasamos por la iglesia
a venerar inanimados santos
y a mirar en sus columnas de oro
toda la ostentación de una grandeza
que en falsa devoción usa su nombre
en connivencia con los mercaderes
para anular la libertad del hombre.
El ha de preguntarte me imagino
(y en esto no me cuento
porque yo mucho peco),
si alguna vez la mano le tendiste
a quien cayendo andaba
y si tu saco diste
a quien temblando
algún invierno viste
porque un abrigo al pobre le faltaba.
Deja de lado a Dios, porque si existe
no ha de llevarte al cielo por tus rezos,
por tus limosnas y tus hipocresías,
de ser él poderoso,
en lo creado
no ha de admirar acciones genuflexas
ni avalaría las necias contriciones
que muestran del humano su bajeza
diría, tal vez,
¡no! a la avaricia, al lujo, la riqueza,
a las persecuciones del poder,
a los curas pedófilos,
a los obispos testigos de torturas.
¡No! a los capellanes
bendicentes de ejércitos
y tal vez, es mi deseo,
sólo al que amare al hombre
y lo hiciere su hermano
le extendería la mano
para que desde el sitio, ya no terreno,
lo ayudase un poquito
en toda inclinación de la conducta humana.
Pero... ¿qué digo?
si yo soy un agnóstico,
todo lo desconozco,
¿Qué estoy ahora inventando?
Nooo... no,
y los clérigos, los jueces y políticos,
los seres ilustrados,
empresarios, pastores curadores,
tarotistas, videntes, deportistas...
los intelectuales, los artistas...
¿Dónde habrá de ubicarlos?
¡Nooo...! dios no puede exitir
porque si existe,
debe estar estresado.
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