Cuando el viento desprende
esos pétalos blancos
con aromas silvestres,
te pone en evidencia
que el amor es efímero.
La tristeza te invade,
los sueños se deshilan
y el corazón no intenta
rescatar alegrías.
Mas, ¡está la esperanza!
auxiliando las almas,
presagiando el futuro
de nueva primavera,
pues será la semilla
sin presumir belleza,
la ilusión escondida
de los nuevos retoños
y en tu jardín de siempre,
al despertar septiembre
asomará el pimpollo,
renovando el aroma
en sus pétalos blancos.
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