No imagino mi suerte
¿Por qué no nací perro de raza
como el que la señora pasea en las mañanas?
¿Por qué sufro el desprecio
y es mi destino, ser la simple mucama?
El perro, en mascota convertido,
come, descansa y goza.
Yo sufro y frego por flaco salario
mis hijos hoy mal comen
y tantas son mis penas,
como los gastos diarios.
Yo se que la señora es muy devota
de cuanto santo y virgen se proclaman,
pero poco es su aprecio
por cierta clase humana.
A veces, con dolor, yo le pregunto
a quien tal vez elige el sino de los seres:
¿Habrá otra vida para los que sufren?
Aún si así fuera
no imagino mi suerte.
¿Cuál ha de ser mi carta
si barajan de nuevo mi destino?
¿Seré rica o esclava?
¿Seré animal o planta?
O tal vez seré polvo
Y así estaré igualada.
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