Abrí la celosía de mis
ojos
y te vi fabriquera
con la dulzura andante
de la sonrisa libre
y en la cadencia de tu
pollera corta
volví a mi juventud.
Era como de nuevo
enamorarme,
veía en tu mirada
el brillo de un amor
despertando tus sueños.
Salías de la fábrica,
el encierro agobiante
quedaba postergado,
te acercabas al tiempo
del encuentro soñado
con la ansiedad del beso
que aliviara el dolor.
Había un amor
que te esperaba cada
tarde,
calmaba tus ofensas,
aumentaba tu estima
y con suaves caricias
devolvía la ternura
que llevabas adentro.
Te hacía mujer y
necesaria…
Por eso yo veía tu sonrisa
y tu dulzura andante
cuando salías de la
fábrica
y pude comprender
porque reías
cuando pasabas por mi
puerta.
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