En mi solaz nocturno
de la serena noche
me extasía el firmamento
y en su encanto lumínico
presiento que en mi sangre
hay polvo de una estrella
que aún late incandescente
aunque físicamente
ya no exista en el cielo.
Y esa, su luz vigente
me nutre de energía,
la nostalgia me invade
y el rocío de una lágrima
rememorando amores
me transforma en un niño
colmado de alegría
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