no conocí países más que el mío,
no navegué en cruceros,
ni he volado en aviones.
Soy el hombre de un pueblo al que regreso
en las cuatro estaciones
y no llevo conmigo un solo objeto de oro.
Al igual que mis pares
no he logrado ser libre,
sin embargo, he compartido el tiempo
con hombres y mujeres de libres concepciones
y he heredado la llave de los mejores sueños:
He amado las mujeres más tiernas y más bellas,
imaginando que ellas, soñaban con un hombre
leyéndole poesías en voz alta.
He aprendido a mirar en las mañanas,
cuando la luz del día abre las sensaciones,
la gracia que despiertan mariposas y flores
y aún tengo en comodato algunas ilusiones.
Vivo feliz a veces y otras tantas con penas,
es pobre mi bagaje, pero me basta y sobra
para morir un día sin poner resistencia,
al no tener riquezas, ni títulos, ni honores
comprendo que es más fácil aceptar el olvido.
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