Enciende el
sol
la circular
bravura de su fragua
y aumentando la
llama forjadora de luz
ha borrado las
sombras.
En su canto
primero, el gallo,
anunciando a
la vista los colores
despierta la
sangre sosegada.
Los pájaros
presienten la belleza
y al calor de
la aurora
descubren en
sus alas
la libertad
azulada y transparente
del infinito
cielo.
Y comienza la
vida:
El hortelano
al riego,
el pescador al
bote,
el campesino
al agro.
Iguales
esperanzas
en el semi-silencio
de la brisa bucólica.
Y allá en las
antípodas paisajísticas
de las zonas
urbanas, allá,
donde el
cemento ha acortado los días
y niega los
colores de amaneceres rojos,
donde no canta
el pájaro,
donde ha perdido
el cielo su límpido celeste…
también
despierta el hombre.
Allá sin
horizontes
Y aquí, con el
paisaje abierto a la mirada
es igual la
esperanza:
señuelo de un
presente esclavizante
que traslada
al futuro senil
del sacrificio
vano,
la cultural
manera de andar
postergando
los sueños día a día,
curtiéndose en
dolores, negando rebeldías.
Así despierta
el hombre
cegado a la belleza,
así despierta
el hombre
dispuesto en
su porfía
y en pos de la
esperanza
de hallar sus
alegrías.
Me encantó !!! Felicitaciones !!!
ResponderEliminarGracias
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