ilustración: bp.blogspot.com |
¿Sabes?...desde esta
tarde,
la muerte ha decidido
caminar
a mi lado.
Trata de seducirme,
quiere darme su mano
y temo que de mí,
hoy, se haya enamorado.
No sé por cuánto tiempo
apocaré el deseo
que en ella ha despertado.
Me propone el misterio
con cierta simpatía
y yo, sólo resisto
a guardar mi alegría.
Sabe ella de papeles
con mis debilidades,
me acosa a cada hora
y con cierta ternura
me propone su encuentro.
Tal vez este celosa
de que sea otra mujer
quien quiere interferirla
y pone mis ideas
en cierta disyuntiva,
quizá para atraerme
a su regazo eterno
y alzar su jerarquía
de ser “dama suprema”.
Yo…con calma la espero,
pero no enamorado.
Respeto sus virtudes
que sin duda las tiene:
¡Es el juez más perfecto!
No hay razones que puedan
interpelar defensas
cuando da su sentencia.
Entre las parcas, Átropos,
fue para los romanos.
Sin crueldad en su
capricho,
ella corta los hilos
de cuanta marioneta
vanidosa de vida
cree diferenciarse,
y al final del camino
nos iguala a los seres
de todas las especies.
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